La turismofobia
Antes
de centrarnos en el tema a tratar hemos de establecer las diferencias
existentes entre Turismofobia, Turistificación
y Gentrificación.
El
primero hace
referencia al
resultado ocasionado por la mala planificación de los destinos
turísticos y que ha venido a reflejar sus efectos gracias a las
grandes cantidades de turistas que llegan a las ciudades, que
acarrean con ellos más problemas que soluciones; el
segundo, es un fenómeno según el cual, los habitantes huyen de los
centros urbanos por culpa del aumento del precio de la vivienda
y la invasión de hoteles y apartamentos
dedicados al turismo y que amenaza incluso la propia supervivencia
del sector turístico; y,
el tercero, es un
fenómeno
que ocurre en espacios urbanos deteriorados
y
con buena ubicación, estos
son transformados
o rehabilitados
provocando un
aumento de los alquileres
o
del coste habitacional en estos espacios lo
que hace que
los residentes tradicionales abandonen el barrio y
el «nuevo»
espacio termine por ser ocupado por clases sociales con mayor
capacidad económica que les permita afrontar estos nuevos costes.
La
turismofobia
Para
entender de manera más clara el
término lo dividiremos
en dos
vocablos:
Turismo:
referido
al desplazamiento,
con
una
duración inferior a un año, de
personas
fuera de su lugar de residencia por
motivos diferentes
como ocio,
negocios, u otros.
Fobia:
es
una aversión exagerada hacia
a
alguien o hacia
algo.
También referido
a un
“temor angustioso e incontrolable ante ciertos actos, ideas,
objetos o situaciones, que se sabe absurdo y se aproxima a la
obsesión.”
Por
tanto, se
puede decir
que la turismofobia es el temor, aversión
o rechazo social que los
ciudadanos locales de un destino sienten hacia los turistas.
Etapas
por las que atraviesa un destino turístico hasta
llegar a la turismofobia
Un
destino turístico atraviesa por cinco etapas siendo las dos últimas
las que forman parte del fenómeno turismofobia:
Euforia:
los
turistas son bien recibidos en el destino, incluso representan una
novedad y cambio positivo.
Apatía:
los
turistas comienzan a ser
tan comunes que hay cierta indiferencia hacia
ellos.
Molestia:
los turistas resultan
molestos por
el agobio que representan para la ciudad.
Antagonismo:
se empieza a experimentar un rechazo hacia las consecuencias del
exceso de visitantes.
Rendición:
aceptación
que
la transformación del medio local es inevitable.
¿Por qué se produce la turismofobia?
Los
especialistas
aseguran
que el problema no es directamente con los turistas, sino con las
políticas turísticas, pues
se considera que la
explotación de los destinos turísticos destruye el tejido social y
tiende a un decrecimiento de la calidad de vida local. Si
hay rechazo de los residentes hacia los turistas es debido a factores
como: ruptura
con la vida cotidiana, incremento
de los precios de alquiler, incremento en los costos de vida no
se puede transitar con calma y tranquilidad, salarios
bajos y poco estables, degradación
del ecosistema y áreas naturales, destrucción
de flora y fauna, contaminación
ambiental, tráfico,
exceso
de ruido...
El
auge de la turismofobia
El
auge de la turismofobia se convirtió en el año 2017 en un tema
estrella en la discusión pública, especialmente durante el periodo
estival. Este
fenómeno se
propaga a
partir de la identificación y exploración de los discursos
fundamentales producidos en los medios de comunicación. Las
noticias publicadas en diferentes periódicos se
sazonaron con las dosis de emoción suficientes y así llegaron a
captar la atención de un amplio espectro de la opinión pública.
En España, podemos tomar como ejemplo las siguientes noticias,
publicadas en diferentes ediciones digitales, para ver cómo estos se
hicieron eco del fenómeno de la turismofobia durante el periodo
estival de 2017:
10
de junio: “El peligro de la turismofobia”, Información.
3
de julio: “Turismofobia: Patologizar el malestar social”, El
diario.es
30
de julio: “Un grupo de la izquierda independentista asalta un bus
turístico en Barcelona” El País
2
de agosto: “Tourists go home”: ¿defensa vecinal o turismofobia?”
El diario.es
3
de agosto: “Turismofobia” es el nuevo “feminazi”, PlayGround
6
de agosto: “Del turismo sostenible a la “turismofobia”,
Republica
6
de agosto: “Turismofobia, ciudades de alquiler” El País
9
de agosto: “Turismofobia: la falacia que convierte al vecino en
antisistema”, El Confindencial
15
de agosto: “España debería ser más contundente con los portales
de alojamientos”, El País
19
de agosto: “No es turismofobia, es lucha de clases”, Público
Pero
no solo esto dio lugar a la aparición del fenómeno pues la
percepción por parte de la ciudadanía de una mayor o menor
dependencia económica de determinadas tipologías turísticas, el
aumento de los comportamientos incívicos de algunos turistas, la
explosión y concentración espacial del alojamiento ilegal
propulsado por la acción de plataformas P2P, la mayor o menor
confianza por parte de la sociedad local en opciones alternativas de
producción de riqueza, la valoración desigual de los costes y
beneficios resultantes de la industria turística, etc., se revela
también como clave explicativa distintiva.
La
turismofobia en España
Es
Barcelona
la
que se convirtió
en el centro de los actos contra el turismo masivo en España. Si
bien no
es la única ciudad, sí es
donde más repercusión han
tenido las acciones. En
el 2016
fue la tercera ciudad más visitada de Europa –solo superada por
París y Londres- y la duodécima con turistas en todo el mundo. Pero
estas
cifras
no son
las que llaman la atención sino el hecho que fue publicado en
el diario Independent: es el octavo destino que más odia a los
visitantes. Para
los
vecinos el turismo masivo desplaza a los residentes de las zonas
céntricas y además no dejan dinero porque viajan en vuelos de bajo
coste, comparten entre varios el alojamiento y comen en la calle en
lugar de
acudir
a los restaurantes.
También
Baleares
se
suma al fenómeno en donde los
yates y los establecimientos de lujo fueron el blanco de las acciones
reivindicativas. Para
sus pobladores, el
turismo masivo
en las
islas tiene
más
repercusiones negativas que positivas. De
hecho, varias
playas se
cierran
en cuanto se
llega
a una afluencia determinada, y los cortes de agua son constantes,
sobre todo por la noche, para evitar un gasto indiscriminado. Además,
Baleares tiene un problema extra: el llamado ‘turismo de
borrachera’. Y en estos casos, la turismofobia parece justificada.
Opinión
personal
Al
vivir en Canarias y ser este un destino turístico puede suceder que,
llegado el tiempo, se comience a tomar fobia hacia las personas que
vienen de visita a nuestras islas. Pero debemos ser prudentes y ser
realistas. Hemos de tener en cuenta que nuestra economía depende, en
gran medida, precisamente de los gastos que los turistas ocasionan y
de que muchos empleos se basan en este sector denominado servicios.
No hace mucho en las noticias canarias (concretamente el día 7 de
noviembre de este año) se comentó que el 35% del producto interior
bruto del archipiélago viene del turismo. Hablar entonces de fobia o
hacer fobia hacia los turistas no cabe. Lo que sí cabría es optar
por un turismo de calidad, respetuoso con el entorno, un turismo que
quiera conocer nuestras costumbres y nuestra forma de vida reales, un
turismo diversificado (playa, campo, gastronomía…). Conseguir esto
es prioritario y para ello se han de poner medidas para ofrecer, a
quienes nos visitan, calidad, entorno cuidado, ser nosotros mismos y
mimarlo dando lo mejor de nuestras islas y de nuestra forma de ser
comenzando por el respeto y los buenos servicios. Si no es así el
turista será foco de la turismofobia también aquí ya que a nadie
le gusta que vengan de fuera a romper lo que se les ofrece por el
mero hecho de “me puedo permitir ir a Canarias por poco dinero”.
En definitiva, no a la turismofobia pero sí a unos servicios que
haga de nuestras islas un destino de calidad en el que no “todos”
se lo puedan permitir pues de ellos depende nuestra supervivencia.
Webgrafía
http://pasosonline.org/Publicados/16118/PS118_01.pdf
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